Vuelta al trabajo: fortalece tu sistema inmunológico

 


Avanzamos septiembre. Para muchos de nosotros este es un mes de muchos cambios porque finalizan nuestras vacaciones, volvemos al trabajo y nuestros hijos inician el nuevo curso escolar. 

En esta época podemos bajar la guardia y modificar nuestras rutinas habituales porque cambiamos los horarios de las comidas, los horarios de sueño… y eso puede repercutir en nuestro estado de salud. Asimismo el medioambiente que nos rodea también supone un desafío permanente para nuestro sistema inmunológico: bacterias, virus, hongos, contaminación …  Todos estos factores pueden alterar las defensas de nuestro sistema inmunológico y tenemos que intentar reducir estos factores que nos afectan. Algunos de ellos son factores sobre los que no podemos influir (cómo los cambios de estación, la edad, una enfermedad congénita o autoinmune…) pero existen otros factores sobre los que sí podemos actuar y estos son los que debemos conocer para poder reaccionar a tiempo. Entre estos últimos están los hábitos poco saludables cómo una alimentación desequilibrada, exceso de grasas o ingestión de alcohol, tabaco, la cafeína, el sedentarismo… Todo lo anterior hace que nuestro sistema inmunológico se debilite de forma progresiva y facilita el contagio de infecciones o una duración mayor de las mismas.

En algunos de nuestros artículos anteriores hemos hablado sobre los Hábitos de vida saludables, y hoy queremos hacer hincapié en la importancia de estar atentos para detectar si nuestras defensas están bajas y qué vitaminas y complementos alimenticios pueden ayudarnos a restablecer nuestro organismo. 

Cuidar nuestra alimentación es uno de los factores más importantes que nunca debemos olvidar. Nuestra alimentación ha de ser variada con una proporción adecuada de todos los nutrientes (grasas, hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, minerales), cuidar la ingesta de verduras y fruta, suprimir o reducir al máximo el alcohol, y mantener la hidratación del cuerpo durante todo el día. También es importante que nuestra alimentación sea suficiente en cantidad para que nuestra dieta sea equilibrada. 

👉 ¿Cuándo disminuyen nuestras defensas?

Toma de antibióticos

Períodos de convalecencia

Estrés, sobreesfuerzo

Alimentación deficitaria

Cambios de estación

Edad


👉 ¿Cómo se manifiesta este desequilibrio en nuestro organismo?

Fragilidad en el cabello o caída más abundante

Dolores musculares sin haber realizado un sobreesfuerzo 

Cansancio mayor de lo habitual

Heridas que tardan en cicatrizar


👉 ¿Cómo reforzar nuestro sistema inmunológico?

Cuando detectamos algunos de los síntomas anteriores, debemos estar alerta y ayudar a nuestro organismo a reponer su equilibrio. Las vitaminas y otros complementos pueden ayudarnos.

Vitamina A: contribuye a mantener las barreras naturales contra las infecciones (mucosas). La encontramos en hígado, mantequilla, nata, huevos, lácteos y algunas frutas como el albaricoque, cerezas, melón y melocotón.

Vitamina C: reduce la duración y la severidad de las gripes y resfriados. La encontramos en frutas, verduras y hortalizas, como las fresas, el kiwi, cítricos, melón, pimiento, tomate y col.

Vitamina D:  ayuda al cuerpo a absorber el calcio (una de las piezas fundamentales de los huesos) de los alimentos y suplementos.

Vitamina E: aumenta la respuesta inmunológica. Presente en aceite de germen de trigo, de soja, cereales (pan, arroz, pasta integral…), aceite de oliva, vegetales de hoja verde y frutos secos.

Otras vitaminas: tienen especial importancia las vitaminas del grupo B; tanto los alimentos de origen vegetal como animal son ricos en ella: carne, vísceras, pescado, marisco, huevos, cereales, legumbres, frutas, verduras de hoja verde…

Probióticos: restauran la barrera intestinal

Hierro: hígado, carne (especialmente la de caballo), pescado y huevos.

Zinc y selenio: presentes en casi todos los grupos de alimentos.


Y el otro gran pilar donde debemos apoyarnos es la práctica regular de ejercicio físico. Debemos realizar una actividad física acorde con nuestro estado de salud y nuestro estado físico. Recuerda que este hábito te ayudará a ganar años de vida. 

Es conveniente practicar algún tipo de ejercicio que permita mover muchas partes del cuerpo a la vez como la natación o montar en bicicleta. 

Si eres de los que no suele practicar ejercicio y quieres iniciarte en este hábito saludable, empieza con moderación, según tu condición física y teniendo en cuenta tu edad y progresivamente incrementa la intensidad evitando un cansancio excesivo y los sobreesfuerzos. Caminar simplemente a un ritmo constante es un ejercicio cardiovascular que ayuda a fortalecer tu corazón.  

Empieza ya a cuidarte para disfrutar más de la vida. 

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